En la planta de la automotriz ubicada en Oxford, se lleva a cabo la adaptación del clásico modelo para que, del motor naftero, pase a una mecánica eléctrica.
Lanzado en 1959, el MINI fue creado durante la crisis de petróleo y se basó en la idea de ahorrar combustible y transportar a cuatro ocupantes, en un vehículo urbano, práctico y con estilo. Hasta el día de hoy, la marca sigue vinculado a estos principios de producción, sin embargo, ahora comenzaron con el proyecto MINI Recharged. Así se denomina a la oportunidad de contar con un Clásico en el siglo XXI y de forma sustentable.
La idea nació cuando el fabricante premium británico tuvo una oferta de un vehículo completamente eléctrico con el MINI Cooper SE. A partir de ahora, el motor original de cada uno se marca y almacena para que pueda reutilizarse en caso de una futura modificación.
Dicho esto, el sistema de propulsión es un motor eléctrico moderno que genera una potencia de hasta 90 kW y logra que el MINI acelere de 0 a 100 Km/h en nueve segundos. La energía es suministrada por una batería de alto voltaje y permite una autonomía de hasta unos 160 kilómetros.
Cada modelo convertido en el Reino Unido, recibe un número individual que lo hace único. El proyecto, permite que un Mini clásico comience una segunda fase de vida más amigable con el medio ambiente.