El origen del limpiaparabrisas

Iniciamos un ciclo referido a los inventos de la industria, a esos descubrimientos y desarrollos que cambiaron la historia del auto. Presentamos este especial de “¿Sabias que?” para que conozcas más de cerca los elementos que forman parte de un vehículo.

En esta primera edición: el limpiaparabrisas.

¿Qué es?

Dispositivo utilizado para barrer la lluvia, la basura, y porque no la nieve, del parabrisas de un vehículo. Consiste en un brazo, que gira en torno a uno de sus extremos y con un largo de borde de goma adosado a uno de sus lados. El brazo es movido en sentido oscilatorio sobre el vidrio, desplazando el agua de la superficie. Gracias al avance del mismo y de la tecnología en el auto, es posible modificar la velocidad, con varías predefinidas y con una “intermitente” para condiciones en que la lluvia es escasa.

La mayoría de los autos tienen dos brazos. Mientras que en la parte trasera, suelen poseer uno ubicado en la zona central de la luneta (puede ser en el borde superior o inferior) en pos de abarcar la mayor superficie posible.

Ahora, ¿ustedes conocen la historia de este elemento? ¿saben que tiene un padre y una madre?

La historia del limpiaparabrisas está plagada de conflictos para las dos fundadores de este invento que hoy es imprescindible para nuestros vehículos.

Pero empecemos desde el principio. Fue en noviembre de 1903 cuando nace el limpiaparabrisas. Su inventora fue Mary Anderson, una mujer de origen estadounidense que se propuso viajar desde Alabama -lugar donde vivía – a Nueva York. En el viaje en tranvía, ella experimentó cómo las condiciones climáticas perjudicaban la dinámica del transporte. El periplo era lento, ya que el conductor debía bajarse para limpiar el parabrisas de la lluvia, la nieve y la suciedad. Decidió entonces, diseñar un artefacto que cumpliera tal labor a fin de evitar que el vehículo se detenga. Inventó un artilugio que limpiaba el campo de visión con una lámina conectada a un brazo metálico operable desde el interior de la máquina. Esa época no colaboró para que Anderson lograra cometer su idea, puesto que por entonces las mujeres no tenían espacio de participación en las empresas ni en la decisiones comerciales.

Mary Anderson, la madre del limpiaparabrisas

A pesar de que muchos lo consideraban peligroso porque distraía al conductor, Henry Ford lo institucionalizó. Desde 1908, todos los Ford vendrían de fábrica con limpiaparabrisas. Y desde 1916 fue parte del equipamiento común en todos los vehículos norteamericanos. Por supuesto, Mary tardó años en lograr que se patentara este invento como propio.

Sin embargo, fue recién en 1969 cuando el limpiaparabrisas se modernizó, gracias al ingeniero Robert Kearns. El padre del invento tal como hoy lo conocemos. Resulta que era tuerto y esa dificultad en la visión se agravaba aún más cuando llovía. Inspirado en el parpadeo del ojo humano, inventó un objeto que limpiara el parabrisas de manera intermitente, regulado mediante la carga de un condensador que retenía el movimiento a través de un artefacto electrónico. Así, las varillas con un borde de goma -que luego se empezaron a conocer como escobillas- lograban moverse por fases y de acuerdo a la velocidad elegida por el conductor.

Robert Kearns, el padre del limpiaparabrisas.

Ese mismo año, Ford se apropió de la innovación y lo introdujo en sus producciones. Dos décadas después, la justicia reconoció a Kearns como el responsable de una creación ya distribuida en todo el planeta. El entonces famoso limpiaparabrisas “intermitente” de Kearns. Un juicio de años que le costaría la vida y la reputación a este ingeniero. No sólo fue con Ford, sino que en 1976, el hijo de Kearns compra un circuito electrónico para el limpiaparabrisas intermitente de un Mercedes-Benz y lo desmonta, para luego descubrir que era prácticamente idéntico al que diseñó él. Consecuencia de esto, el padre fundador le inicia otro juicio a la empresa alemana y a General Motors, porque también había copiado su invento. Recién, en la década del 90´ los juicios sentencian a favor de Robert Kearns, por la “forma desleal” que utilizaron las marcas.

Con el paso del tiempo y gracias a los avances, no sólo de las demás automotrices, sino también de la tecnología, se continuó implementando el limpiaparabrisas en los vehículos y con el tiempo, quedó como un elemento básico, esencial e imprescindible.

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