A modo de avant premiere, Citroën presentó en Brasil la nueva generación del compacto, ahora con un diseño inspirado en el segmento de moda. Suma equipamiento de seguridad y confort y serán cuatro versiones (más una de lanzamiento) con motores aspirados 1.2 de 82 CV y 1.6 de 115 CV. Llegará a comienzos de octubre.
Es el primero de tres modelos que contempla el llamado proyecto “C-Cubo”, que promete entregar los dos restantes en 2023 y 2024 respectivamente. Este nuevo C3 llega para pelear por un lugar (la marca ansía estar dentro del top 3) de los B-Hatch, tomando como base la plataforma CMP ya utilizada en el dentro de Stellantis por el Peugeot 208. La presentación regional tuvo lugar en Río de Janeiro – estado donde está la planta de Porto Real de la cual sale- y allí estuvimos para conocerlo de primera mano e incluso hacer un breve contacto a modo de anticipo de su llegada al país, subiéndonos la opción Feel 1.6 MT que transita la franja intermedia en la gama.
Cambio de rumbo estilístico
La evolución lo acerca al aspiracional del universo SUV, algo que –salvando las distancias- logra por su apariencia dictada por el corte abrupto de la zona trasera y la trompa levantada, más el toque bitono de la carrocería (de la versión tope de gama) que distingue al techo del resto. Se lo ve elevado en proporción con su tamaño, con generosos ángulos (23° de ataque y 39° de salida) y un despeje de 18 cm. Con la firma lumínica en sintonía con los últimos lanzamientos, representada por ópticas superiores rasgadas (achinadas tipo C5 Aircross) y las líneas cromadas que dibujan el doble chevrón en el centro, luce un morro muy a tono con sus hermanos.
Las llantas son de 15 pulgadas, disponibles en chapa y aleación (de acuerdo a la versión) mientras que las variantes más completas tienen “airbumps” laterales que decoran las puertas y realzan la imagen emparentada con la aventura.
Interior bien aprovechado
Lo primero a remarcar puertas adentro es la habitabilidad, sin dudas un gran punto a favor. Es que la altura al techo es de lo más generosa, y como la caída del mismo hacia la parte trasera es poco pronunciada, quienes se acomoden en las plazas traseras deberían ser muy altos como para rozar. Lo mismo pasa con las rodillas, que encontrarán un espacio considerable respecto a los respaldos delanteros y como el cojín es alto la caída de las piernas es muy natural, casi como en una silla. Esa altura se replica en los asientos delanteros, incluso en el del conductor que, aunque puede modificar su altura, queda elevado. Así y todo, más allá de que el volante sólo se ajusta en altura, la posición de manejo está bien, no hubo nada que nos lleva a una objeción.
El diseño en sí es bastante espartano y la calidad de materiales y terminaciones no está entre las mejores. Más allá de que combina tonos y diferentes texturas, todo es rígido. Con información 100% digital, el instrumental queda chico, bastante pasado de moda y evidencia un ausente: el tacómetro, que echamos de menos durante el recorrido de no más de 30 kilómetros por la zona de Barra da Tijuca. Encontramos una dirección bien liviana que permite maniobras con cero esfuerzos, algo valorado en esta categoría de modelos urbanos. El amplio despeje vislumbra un manejo alejado de las preocupaciones de rozar con las partes bajas ante el acoso de badenes y lomos de burro. Baúl acorde para el tamaño con unos apreciables 315 litros. Debajo: un auxilio temporal.
Dos bloques, ningún turbo
Los motores elegidos para la gama son el naftero 1.2 PureTech de 3 cilindros que entrega 82 CV y 115 Nm de torque y se asocia a una caja manual de 5 marchas, y el 1.6 VTi de 115 CV y 152 Nm de par, a combinar con transmisión manual o automática de 6 velocidades. Ambos motores y cajas son los que utiliza su primo 208.
Ganancia en seguridad
Ya con la norma de obligación de control de estabilidad vigente, este modelo lo incluye en su listado de todas sus versiones, al igual que el asistente de arranque en pendientes. Además de los ABS con sus asistentes electrónicos, cuenta con ganchos Isofix y solamente dos airbags.
Versión por versión
Al ingreso de la gama está la Live 1.2 MT que, a además de los ítems de seguridad de serie, incluye aire acondicionado, dirección eléctrica, cierre centralizado y detector de pérdida de presión de neumáticos. No tiene equipo de audio ni lavaluneta trasero. Le sigue la Live Pack 1.2 MT que suma el multimedia “Citroën Connect” con pantalla táctil de 10”, el volante multifunción con control de audio, apertura de puertas a distancia y limpia-
luneta y desempañador traseros.
Le sigue la Feel 1.2 y 1.6 MT que a lo anterior suma la firma lumínica de Led, las llantas de aleación de 15”, barras de techo, volante con regulación en altura, plancha de a bordo personalizada (combina tonos), retrovisores eléctricos, alarma y salidas UBS para las plazas traseras. El C3 Feel Pack 1.6 AT agrega la terminación diamantada de las llantas, el techo bitono, los faros antiniebla delanteros, la cámara de retroceso y el volante revestido en cuero sintético.
La versión limitada “First Edition” estará disponible durante el período de lanzamiento y contará con los mencionados airbumps laterales, molduras decorativas en los rompeniebla, barras de techo color gris, el nombre alusivo de la versión y las alfombras de tela personalizadas. Estará disponible tanto con motor 1.2 como con el 1.6 y con las dos opciones de caja disponibles.
A la espera
Sin precios confirmados, ya que su arribo a los concesionarios sucederá dentro de unos 40 días aproximadamente (lo que en nuestro mercado es prácticamente una eternidad), la marca sí confirmó que en el monto de venta se incluyen los tres primeros servicios de mantenimiento que se hacen cada 10.000 kilómetros. Con una garantía de 3 años o 100.000 kilómetros, sólo queda saber si el precio logra argumentar la relación con el equipamiento, lo que será clave para que Citroën cumpla con su meta de estar entre los tres más vendidos de la categoría que compartirá con Etios y Sandero. Ya se verá en su momento.
